Con el desarrollo e inclusión de las nuevas tecnologías empezaron a surgir también nuevos modelos para la gestión de proyectos, más innovadores y efectivos, que desbancaron a las metodologías de trabajo tradicionales. El modelo tradicional de planificación y desarrollo con una duración de largos meses fue quedando obsoleto especialmente en este ámbito del software y en 2001 diversos desarrolladores impulsaron el Manifiesto Agile.
Esta nueva tendencia, trabajo en equipo y por proyectos, está incidiendo en la forma de trabajar y de generar valor no solo del sector tecnológico sino también en ámbitos tan diversos como el marketing, el diseño, la investigación, el desarrollo de proyectos culturales o incluso el sector jurídico.
Según el Manifiesto Agile, esta reciente pero ya consolidada forma de trabajar funciona de la siguiente manera: Los proyectos se estructuran en rondas o sprints de poca duración cuyo objetivo es acabar con un entregable para su revisión o interacción. Se trata de trocear el proyecto en objetivos o tareas asumibles en pocos días no con la aspiración de conseguir un producto final sino de crear un “producto mínimo viable” al que implementar mejoras mediante rondas de trabajo.
Es característico de este tipo de metodologías organizar el trabajo de forma visual a partir de una lista de tareas y básico un equipo multidisciplinar en el que las jerarquías se diluyen. No se trata de colaboración entre departamentos sino de equipos formados por las personas expertas en diversas áreas y claves para el rápido desarrollo del producto o servicio. Se busca:
Desde 2001 la metodología Agile no ha dejado de crecer y extenderse aportando valor no solo en proyectos relacionados con la tecnología sino también en otras áreas. Su aplicación en el sector jurídico fomenta el trabajo en equipo, una mayor adaptación al mercado y celeridad en la entrega de servicios jurídicos, entre otras ventajas, mejorando la buena gestión del despacho.
Los 12 principios del ‘Manifiesto Agile’ que se pueden adaptar y beneficiar al sector legal según la opinión de Sara Molina Pérez-Tomé en “Dirección de proyectos y Métodos Agile en el Sector Legal“ son:
Uno de los grandes retos de las organizaciones es crear y motivar equipos de personas capaces de aportar valor y trabajar de forma colaborativa. Los comportamientos en agilidad se basan en las capacidades propias de cada individuo y en las relaciones que se establecen entre ellos, para lo que se diseñan equipos multidisciplinares y horizontales con todos los especialistas necesarios para poder completar los objetivos.
Entre las principales habilidades o características de los miembros de un buen y ágil equipo de trabajo, destacan:
Las habilidades blandas, aquellas asociadas a la personalidad o naturaleza de la persona tales como la empatía o sentido común, están cada vez más valoradas en el mercado laboral. Se buscan profesionales cualificados y capaces de integrarse en un equipo de trabajo aportado ese valor preciso para la consecución de objetivos comunes. Los Soft Skills son atributos muy demandados por los empleadores en la actualidad y es impensable un proceso de selección que no busque conocer a la persona más allá de su perfil curricular ¿Cómo dar a conocer estas habilidades y capacidades a las empresas? Ya en el propio curriculum tenemos la oportunidad de darnos a conocer, pero también mediante el networking , las redes sociales donde los técnicos de selección van a querer saber más sobre ti o en la propia entrevista de empleo.
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